Racionalismo y Empirismo

Estas corrientes filosóficas son pertenecientes a la rama de la epistemología, que se ocupa del conocimiento y de dónde procede este. La cuestión a la que nos enfrentamos es: ¿Nacemos con conocimiento o aprendemos de lo que experimentamos?

Racionalismo

El racionalismo afirma que nacemos con la capacidad de razonar, habilidad innata que nos permite acceder al conocimiento. La corriente racionalista sitúa la razón como fuente principal de nuestro saber y considera que la realidad se compone de verdades que descubrimos razonando.

Los primeros filósofos de la antigua Grecia pusieron el acento en la capacidad de razonar; creían que el conocimiento se adquiere solo por medio de la razón. Para demostrarlo, Platón contaba la historia de la discusión de Sócrates sobre un problema geométrico con un joven esclavo que nunca había estudiado esta disciplina. Al ver a Sócrates dibujar diagramas en la arena, el chico entendió cómo resolver el problema razonando; sin que Sócrates le revelara la respuesta, él supo que había encontrado la solución. Platón afirmaba que el chico no tenía ninguna experiencia de aquel problema ni de su solución, y llegó a la conclusión de que se trataba de un conocimiento que él ya tenía, que era innato, y al que había accedido razonando. Propuso que nacemos con un conocimiento de ciertas verdades que existen en un "mundo de ideas" separado del mundo de los sentidos. La fuente de todo nuestro conocimiento serían, pues, esas verdades, y no lo experimentado con los sentidos.

Empirismo

Si bien las ideas de Platón sobre el conocimiento fueron aceptadas por muchos filósofos durante varios siglos, uno de sus discípulos ofreció un punto de vista muy diferente: Aristóteles no aceptó que tengamos un conocimiento innato. Él creía que, al nacer no sabemos nada, y que nuestro conocimiento se construye a partir de aquello que experimentamos.

Por otro lado, Locke, importante empirista, creía que el conocimiento del mundo que nos rodea procede de nuestra experiencia con el mismo, y que la única conexión directa entre nuestra mente y el mundo exterior son los sentidos: podemos utilizar la razón para racionalizar la información que nos ofrecen los sentidos y formular ideas, pero lo que no se origine en la experiencia sensorial no tendrá vínculo con la realidad externa, por lo que no nos otorga ningún conocimiento de ella.

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